A veces el agobio, el pasotismo, el orgullo o quizás una
mezcla de los tres hace que perdamos cosas demasiado importantes en la vida. Si,
siendo solo una niña de 17 años muchos pueden pensar que lo que he perdido es
una tontería de adolescente, yo misma llegue a pensarlo… Pero una tontería de
adolescente te dura poco, y esta tontería ya lleva demasiado tiempo, quizás
tanto tiempo que esta empezando a doler demasiado.
Si medimos los sentimientos en fases podemos decir que de
primera esta la fase en la que el orgullo se apodera de nosotros y decimos que
nos da igual , luego pasamos a la etapa de “quizás yo tenga algo de culpa” y por
último la de “rebajarnos” a pedir perdón.
Todo esto lo contaré como una cuento, el cuento que dijimos
que nunca tendría fin.
Esta historia trata de dos compañeras, dos niñas jugando a
ser amigas, un juego convertido en realidad. Se podía decir que esas niñas
crecieron, pero poco a poco crecían juntas, pasaron 8760 horas, 365 días, 12
meses,… 1 año, quizás un año PERFECTO para ellas, el mejor año de sus cortas
vidas hasta el momento. Pero a lo mejor el destino para esas niñas no era
continuar juntas. En esa relación había un desajuste, llamémosle “diferencia de
edad”, esa diferencia era casi nula, 3 años. Se puede decir que llego un
momento que esos tres años explotaron, ya nada era lo mismo, ya había mucha
gente en el medio y la relación eran arribas y abajos muy difíciles de llevar. No
se puede negar, eran dos niñas con mucho carácter, quizás eso era uno de los
problemas, el ORGULLO , cuantas veces han escuchado esa palabra?. Aún teniendo
en cuenta ese parecido y la cabezonería de las dos, eran muy diferentes. La
pequeña era un niña dulce , una niña sonriente, tímida, alegre y súper
cariñosa. La mayor en contra, era áspera, graciosa si , pero dura, con poco
aguante y demasiado sincera, era una niña convertida en adulta. Dos formas de
ser muy diferentes, dos personas unidas por una amistad, se puede decir que la
amistad más bonita que yo se que una de ellas sintió.
Hoy la relación que hay entre ellas es nula, la pequeña
intenta vivir la vida, la mayor intenta vivir la vida sin la otra. Sin duda ,
la echa de menos, siempre se acuerda de ella, y cuando al recordarla llora , me
han dicho que se pone a leer la carta que la pequeña le regalo y que ella
guarda en su mesilla de noche, para recordar que hubo un día en que ella la
quería y que aunque ahora no pudieran ser amigas, ella siempre la estaría
esperando porque una vez le dijo que estaría ahí siempre, y siempre es SIEMPRE.
Esas dos niñas , esas dos amigas quizás nunca sepan el porque
aquello acabo de esa manera .
A veces el agobio, el pasotismo ,el orgullo o quizás una
mezcla de los tres hace que perdamos cosas demasiado importantes en la vida.