Sal a la calle, sonríe, como si nada te importase, camina por ahí como si todo fuera perfecto, que hablen de ti, que te claven la mirada, que susurren al pasar, que se pregunten por qué eres tan feliz, que se queden con la duda.
Gracias por estar ahí.
jueves, 4 de octubre de 2012
Rara.
Puede que sea un poco rara. Un día me verás llorando por los
suelos, y al siguiente dando saltos de alegría en lo más alto. Por las mañanas
puedo ser la más odiosa que conozcas y por las tardes la más encantadora. Mis
sonrisas te pueden embobar, pero tengo miradas que espantan. Habrá días que
estaré 24 h contigo, abrazándote, agobiándote, haciéndote reír. Otros, sin
embargo, notarás que no estoy aquí, que nada me incumbe y nadie tiene que ver
conmigo, esos días te aconsejo que no te esfuerces ni en tocarme. Con el tiempo
verás que soy de extremos, que conmigo es blanco o negro, que el gris para mí
no existe: o te quiero o te odio, o algo me gusta o no puedo ni verlo, o me da
igual todo o todo me influye. También te darás cuenta de que me doy entera a
todo, que las cosas, cuando decido hacerlas, las hago dando todo de mi, dejando
en ellas sudor y lágrimas. Que cuando lloro, lloro hasta soltar la última
lágrima, que cuando río, se me sale toda la fuerza en cada carcajada, que
cuando me enfado, lo hago con toda mi energía, que cuando grito, me dejo la
garganta y que cuando beso, lo hago como si fuera la última vez. Después de
darte cuenta de todo eso, sabrás si eres un poco inteligente, que cualquier
día, a cualquier hora, me puedo ir de tu vida tal y como llegué, sin esperarlo,
con fuerza y de repente. Para ese día ya habrás descubierto que es inevitable
cogerme cariño. Pero no te preocupes, cuando me vaya ya me conocerás lo
suficiente y sabrás qué hacer para que vuelva, sino lo sabes todavía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sonrisas.